La guerra en Yemen se engloba dentro de la categoría de conflictos que son sistemáticamente silenciados o descaradamente tergiversados por los mass media occidentales; no cabe calificarlo de otra manera.
La prensa mediática occidental sigue ocultando, como en el caso sirio o iraquí, el desacarado apoyo y coordinación de los países agresores con las fuerzas yihadistas locales y extranjeras, que en muchos casos despliegan y sufragan estos mismos países; sin ir más lejos, se nos presenta el éxito de las fuerzas de Emiratos Árabes Unidos (principal socio saudí) a la hora de expulsar a los hutíes de diversas zonas del sur y este del país como resultado del apoyo de "milicias locales", obviando el pequeño gran detalle de que esas milicias no son sino Al Qaeda (AQPA).
De igual manera se actúa al presentar siempre a la coalición que dirige Arabia Saudí como exclusivamente árabe, eliminando toda referencia a la conocida y descarada participación de otros países como Israel o EE.UU y obviando el nivel de destrucción y hostigamiento a la población civil yemení llevado a cabo por esta dudosa "Coalición".
Un tratamiento diametralmente distinto a la repetitiva y agresiva propaganda que destilan las corporaciones de la información respecto a Siria o Donbass, ya que un conflicto tan cruento como el yemení es apenas tratado en los medios de comunicación más influyentes.
Pese a éste escandaloso silencio mediático, la cruda realidad es que Yemen es ahora un país arrasado por la intervención militar de Arabia Saudí y sus aliados, que ha traído de la mano el afianzamiento de la presencia de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) en varias zonas de Yemen, asi como la introducción en el país de elementos de Daesh.
El último gran crimen saudita en Yemen
El conflicto en Yemen ha experimentado una escalada en su intensidad tras el fracaso a principios de agosto de las conversaciones de paz que se llevaban a cabo en Kuwait, lejos del mediático foco internacional centrado en Siria y en la trascendental batalla de Aleppo.
De hecho, justo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU propone suspender las acciones aéreas sirio-rusas sobre Aleppo a pedido de Francia ( lamentablemente secundada por España) en un descarado intento de interferir en los avances de Damasco sobre el terreno, silencia vergonzosamente ante el último gran crimen perpetrado por la Coalición contra el pueblo yemení y la ciudad de Saná.
En el último gran crimen saudí en Yemen, un ataque aéreo llevado a cabo por Arabia Saudí en el sur de la capital yemení, Saná, causó la escandalosa cifra de 140 muertos y más de 500 heridos,como informó el portavoz del Ministerio de Sanidad del Gobierno hutí, Tamim al-Chami. (1)
El objetivo fue un salón de ceremonias donde se celebraba el funeral por el padre del ministro hutí del Interior, Jalal al Ruwaishan. Según medios yemeníes, entre los muertos podría haber altos cargos del actual Gobierno, lo que revelaría claramente la intencionalidad de el ataque, puesto que el objetivo fue seleccionado para tratar de descabezar el gobierno hutí de un solo golpe; no es una estrategia nueva, si recordamos como se trató de asesinar de un solo golpe a todo el alto mando sirio en julio de 2012. En aquella ocasión serían asesinados en Damasco, el ministro de Defensa (general Daud Abdela Rayiha), el 'número dos' del ministerio y cuñado de Al Assad (general Asef Shaukat) y un ayudante del presidente (general Hasan Turkmani), resultando heridos el ministro del Interior y el jefe de la Seguridad Nacional.(2)
Tan es así que Naciones Unidas protagonizó recientemente un sonrojante episodio felicitando a Arabia Saudí por su "generosidad y filantropía hacia el mundo" a través de la agencia gubernamental saudí King Salman Humanitarian Aid and Relief Center (KSHARC).
Las vergonzantes palabras de Stephen O’Brien, Sub-Secretario General para Asuntos Humanitarios y Coordinador de la Ayuda para Emergencias, resultaban especialmente hirientes cuando resaltaba la importancia de la ayuda humanitaria saudí precisamente...!!en Yemen!!. (3)
Yemen arrasada
La guerra desatada en Yemen por la agresión del selecto club de países árabes con mayor poder económico (Qatar, Arabia Saudí, EAU..) y sus aliados occidentales esta suponiendo una catástrofe para el reconocido como país más pobre del mundo árabe (puesto 153 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 2011).
Una catástrofe que amenaza incluso el futuro de Yemen; con una población de casi 26 millones de habitantes, es el cuarto país del mundo con mayor crecimiento demográfico y se estima que su población alcanzará los 40 millones en los próximos 23 años.
Según estiman diversas fuentes, los combates y bombardeos habrían ya causado cerca de 10.000 muertos entre civiles y combatientes y un escalofriante nivel de destrucción en infraestructuras básicas, redes de suministro, escuelas u hospitales, en un país ya de por sí carente de muchos de estos servicios fundamentales al tratarse de uno de los países más pobres del mundo. Habida cuenta del nivel de destrucción y deterioro de unas infraestructuras básicas ya de por sí deficientes, la huella que esta guerra puede dejar en Yemen podría incluso superar al desastre de Siria.
La contienda, aunque aún muy lejos de adquirir los terroríficos tintes de la guerra que arrasa Siria desde 2011, arroja también otro saldo dramático, habiendo desplazado ya de sus hogares a 3,2 millones de personas y dejado a la mitad de los 26 millones de yemeníes con serios problemas de abastecimiento alimentario, en un país donde antes de la guerra ya se sufría de escasez crónica de alimentos en gran parte motivada por la imposibilidad de desarrollo agrícola en el desierto de Arabia.
Esta carestía se ve agravada por una grave escasez de agua debido al rápido agotamiento de los acuíferos subterráneos y provocando que el país debiera importar el 90% de los alimentos, incluso antes de la guerra.
Los buques de carga tienen virtualmente bloqueado su acceso a los puertos de Yemen debido al embargo impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudita, supuestamente para evitar la entrada de armas pero que supone en la práctica un total embargo a las importaciones de alimentos.
La situación se ha agravado aún mas con la reciente decisión del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi (único reconocido por la comunidad internacional) de trasladar la sede del Banco Central desde Saná a Adén, en el sur, bajo su control y con nuevo director como es el ministro de Finanzas Monasser Al Quaiti, en una clara utilización del Banco Central como instrumento de presión. (4)
Por si no fuera suficiente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado ya la presencia de casos de cólera en Saná, advirtiedo que las malas condiciones higiénicas y sanitarias derivadas de la enorme destrucción de infraestructuras civiles podrían favorecer una expansión rápida de la enfermedad.(5)
Antecedentes históricos en Yemen
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Yemen del Norte se independizó del Imperio Otomano (1918). Sin embargo, en el sur del actual Yemen, Gran Bretaña mantuvo el protectorado creado en el S. XIX y articulado entorno al estratégico puerto de Adén. Los británicos mantuvieron su posesión hasta 1967, dando lugar al nacimiento de la República Democrática del Yemen (Yemen del Sur), quien adoptó rápidamente una orientación marxista, provocando tensiones entre los dos Estados yemeníes y su irrupción en el tablero geo-estratégico de la Guerra Fría.
Realmente la unificación de Yemen no se llevó a cabo hasta 1990, cuando la entonces República Árabe del Yemen y la República Popular Democrática del Yemen (Sur) y única república marxista del mundo árabe, se convirtieron en un solo país, con Saná como capital política del nuevo Estado, y Adén (capital de Yemen del Sur) convertida en la capital económica del país, si bien en el sur permaneció un movimiento separatista que no aceptó la unificación, llegándose como resultado final a una breve guerra civil abierta en 1994, y que en realidad se ha visto prolongada con diversos actores y episodios de intensidad hasta el día de hoy.
En el actual conflicto yemení, la agresión de Arabia Saudí y sus aliados tanto árabes como occidentales, puede conducirnos, ésta vez sí, a un escenario de desmembración del territorio nacional, tal y como estas mismas naciones tratan de llevar a cabo en Siria e Iraq.
Es fácil recurrir al argumento simplificador de la confrontación confesional, con un Yemen de mayoría suní, pero donde muchas zonas del norte del país son una mayoría chií. Ciertamente es un argumento siempre presente en Yemen, más aún cuando los hutíes se rebelaron ya en 2004 después de que el ex-presidente Saleh ordenase el asesinato del líder chií Al Hatahui, pero el reduccionismo propio de los mass media occidentales vuelve a quedarse corto a la hora de profundizar en las razones del conflicto actual.
Debemos avanzar hasta 2011, cuando Yemen también se vió sacudida por la mal llamada 'Primavera árabe'. La revuelta orquestada desde el exterior obligó a Saleh a abandonar el poder y tras las elecciones celebradas en 2012, Abd Rabbo Mansur Hadi se convertía en nuevo presidente.
El nuevo período no trajo en absoluto una mejora de vida para la población, especialmente de la minoría chií, Los hutíes terminaron por levantarse con el apoyo de una parte del Ejército fiel al expresidente Saleh,derrocando y obligando al exilio a Hadi. Mientras, Arabia Saudí contemplaba con pánico la posibilidad de una generalizada insurrección chiíta en las provincias orientales del reino, centro clave de la industria petrolera saudí.
Es entonces cuando Arabia Saudí impulsa una alianza militar con los Emiratos Árabes Unidos, Catar, Kuwait, Bahréin, Jordania, Sudán, Egipto y Marruecos, para recuperar el territorio y aniquilar la rebelion hutí, adoptando sus opraciones militares los pomposos nombres de 'Tormenta decisiva' y 'Restaurar la esperanza'.
En definitivas cuentas, a la hora de exponer las causas del conflicto, los interesados medios occidentales practican un reiterativo ejercicio de simplificación presentándolo como consecuencia de la acción de los rebeldes chiíes tras ocupar en septiembre de 2014 la capital y otras provincias del norte y centro del país.
Y es que resulta imposible comprender de donde nace el conflicto en Yemen si no consideramos la intrínseca relación que esta guerra tiene con el conflicto sirio. Se trata de la extensión del enfrentamiento que las dictaduras del Golfo mantienen contra el eje Irán-Siria-Hezbolá. Y al igual que para doblegar a Damasco, dichas autocracias cuentan con el respaldo y apoyo directo de EE.UU, Francia, GB, Israel o Turquía, bajo pretexto de apoyar a las fuerzas leales al presidente suni Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad tras huir a Arabia Saudí en 2015.
Una agresión internacional que se inició en marzo de 2015 y durante la cual los saudíes y sus aliados han bombardeado con diverso armamento las ciudades controladas por los rebeldes chiíes zaidíes (llamados hutíes debido al clan que lidera al grupo desde 2004) aliados con las fuerzas yemeníes leales al ex presidente Ali Abdulá Saleh, siendo respaldados por Irán.
Petróleo y Golfo de Adén
El petróleo es el otro gran motivo oculto en este conflicto. Ciertamente, Yemen produce actualmente menos petróleo que Dinamarca y se le clasifica en el número 30 del ranking en cuanto a reservas mundiales de petróleo. pero es su situación geográfica privilegiada lo que otorga al país una importancia crucial en la distribución de hidrocarburos a nivel mundial, convirtiendo los acontecimientos en Yemen en una amenaza para el transporte del petróleo a nivel internacional.
Los puertos de Yemen son un punto de apoyo clave para los buques petroleros procedentes del Golfo Pérsico en sus rutas hacia Occidente y Oriente y suponen la puerta al estratégico Estrecho de Bab el- Mandeb; en efecto, Yemen, Yibuti y Eritrea comparten el acceso al estrecho de Bab el-Mandeb, uno de los puntos más importantes del mundo en lo que se refiere al transporte de crudo, con un tráfico de unos 3,8 millones de barriles diarios según estima la US Energy Information Administration,
Este estrecho supone la puerta al Golfo de Adén, punto estratégico vital que conecta, a través del Canal de Suez, el Océano Índico con el Mar Mediterráneo, registrando un tránsito de más de 18.000 buques anuales y el monitoreo y presencia permanente de las flotas militares de no menos de 10 países. Es una ruta vital, de tránsito de los buques petroleros y de gran parte de las exportaciones de las industrias de Asia hacia Europa Occidental, que transitan por esta vía estratégica. El comercio marítimo desde el Este y Sur de África hacia Europa Occidental también cruza esta zona.
Por tanto, el control de las rutas petroleras internacionales es un factor decisivo para comprender la implicación de grandes potencias.
Si bien éste es el punto principal, tampoco cabe olvidar que Yemen, aún no siendo un productor de petróleo excesivamente relevante, si alberga algunas grandes reservas de gas y petróleo sin explorar, verdaderamente apetecibles tanto para los países árabes de la Coalición como para las transnacionales petroleras de los países occidentales, pues cabe recordar la presencia en Yemen, cerca de la frontera con Arabia Saudí, de las importantes e intactas cuencas petrolíferas y gasísticas de Masila y Shabwa.(6)
Internacionalización del.conflicto
El conflicto en Yemen tampoco puede entenderse centrándose únicamente en un ámbito puramente regional puesto que tiene directa incidencia tanto en el Cuerno de África y en toda la Península Arábiga y, como hemos visto, en el Golfo Pérsico.
La participación de diversas potencias con intereses contrapuestos ha supuesto que, desde el principio, nos hallemos ante un conflicto internacional disputado sobre terreno yemení, de modo que Yemen no es solamente el escenario de una guerra latente en el mundo islámico, sino un conflicto con consecuencias geopolíticas tan importantes como impredecibles.
Conocido el papel saudí al frente de la famosa Coalición, y el papel más secundario pero igualmente jugado por Irán, en Yemen están igualmente actuando otros países a los que no se les otorga prácticamente ningún protagonismo en las escasas informaciones publicadas sobre esta cruenta y olvidada guerra.
Episodios como el reciente hundimiento del catamarán híbrido HSV-2 Swift perteneciente a la Fuerza Naval de Emiratos Arabes Unidos, cerca de la ciudad portuaria de Al-Moja, en el mar Rojo, han sacado a la palestra el importante rol jugado por otros estados árabes del Golfo, tildados como "políticamente correctos" en Occidente y que se "esconden" convenientemente tras los crímenes de Arabia Saudí.(7)
En ocasiones anteriores las fuerzas militares yemeníes han informado de la destrucción de buques enemigos saudíes en las aguas territoriales yemeníes. Sin embargo en esta ocasión podría haber hecho su aparición un nuevo actor; Rusia.
Para algunos analistas, este episodio significa la manera en que Rusia habría dado a conocer a sus adversarios su despliegue en Yemen, por supuesto oficialmente negado por los rusos; el buque insignia de EAU habría sido hundido con algún misil anti-buque que no parece probable se halle entre el arsenal hutí o del Ejercito yemení, y que bien habría sido proporcionado directamente por Rusia o a través de Siria, quien dispone de algunos elementos de similares características.(8)
Los estrategas estadounidenses han puesto durante años la vista en el Golfo de Adén, como señalamos anteriormente. No es de extrañar, pues ,el interés de EEUU en el archipiélago yemení de Socotra, en el Océano Índico, situado a unos 80 kilómetros del Cuerno de África y a 380 kilómetros de la línea costera yemení,y encrucijada de tantas rutas marítimas estratégicas. Una base militar en Socotra podría servir para vigilar el movimiento de buques, incluídos los buques de guerra que salen y entran del Golfo de Adén.
De hecho,durante la Guerra Fría, la Unión Soviética contaba con presencia militar en Socotra, que en aquel momento formaba parte del Yemen del Sur y por ello Rusia no pierde su intención de volver a ejercer influencia en aquella zona, aunque la presencia de EEUU en la región se encuentre mucho más consolidada.
Socotra se encuentra a unos 3.000 kilómetros de la base aeronaval anglo-estadounidense de Diego García,en mitad del Índico (que figura entre las instalaciones militares más grandes de EEUU en ultramar) y EEUU vería con buenos ojos el establecimiento de otra base militar a gran escala en la isla de Socotra.
Desde luego la importancia de la zona no es algo que el Pentágono haya descubierto ahora; el Contraalmirante y geoestratega de la Marina de EEUU, Alfred T. Mahan, había indicado, con anterioridad a la I Guerra Mundial, que “cualquiera que consiga la supremacía marítima en el Océano Índico será un actor dominante en el escenario internacional” (“ Indian Ocean and our Security ”).
Otros actores
También Qatar, cuyas fuerzas especiales ocuparon un lugar estelar en la guerra contra Libia y presentes también en Siria, interviene sobre el terreno en Yemen si apenas levantar ruido; Qatar ya reconoció a inicios de septiembre la pérdida de cuatro soldados en Yemen.(10)
Israel, cuya participación en el conflicto es un secreto a voces desde hace meses, reconocía el pasado julio la muerte del coronel israelí Victor Igoronowski, operador de drones de origen ucraniano, en la provincia suroccidental de Taiz.(11)
Israel, según diversas informaciones filtradas, estaría operando en Yemen desde su base militar en el archipiélago Dahlak en el mar Rojo, cercano al estrecho de Bab el-Mandeb y no ha dudado en apoyar a Al Qaeda en Yemen de la misma manera que se ha servido del Frente Al Nusrah para ocupar la línea de demarcación del Golán en disputa histórica con Siria.
La prensa mediática occidental sigue ocultando, como en el caso sirio o iraquí, el desacarado apoyo y coordinación de los países agresores con las fuerzas yihadistas locales y extranjeras, que en muchos casos despliegan y sufragan estos mismos países; sin ir más lejos, se nos presenta el éxito de las fuerzas de Emiratos Árabes Unidos (principal socio saudí) a la hora de expulsar a los hutíes de diversas zonas del sur y este del país como resultado del apoyo de "milicias locales", obviando el pequeño gran detalle de que esas milicias no son sino Al Qaeda (AQPA).
De igual manera se actúa al presentar siempre a la coalición que dirige Arabia Saudí como exclusivamente árabe, eliminando toda referencia a la conocida y descarada participación de otros países como Israel o EE.UU y obviando el nivel de destrucción y hostigamiento a la población civil yemení llevado a cabo por esta dudosa "Coalición".
Un tratamiento diametralmente distinto a la repetitiva y agresiva propaganda que destilan las corporaciones de la información respecto a Siria o Donbass, ya que un conflicto tan cruento como el yemení es apenas tratado en los medios de comunicación más influyentes.
Pese a éste escandaloso silencio mediático, la cruda realidad es que Yemen es ahora un país arrasado por la intervención militar de Arabia Saudí y sus aliados, que ha traído de la mano el afianzamiento de la presencia de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) en varias zonas de Yemen, asi como la introducción en el país de elementos de Daesh.
El último gran crimen saudita en Yemen
El conflicto en Yemen ha experimentado una escalada en su intensidad tras el fracaso a principios de agosto de las conversaciones de paz que se llevaban a cabo en Kuwait, lejos del mediático foco internacional centrado en Siria y en la trascendental batalla de Aleppo.
De hecho, justo cuando el Consejo de Seguridad de la ONU propone suspender las acciones aéreas sirio-rusas sobre Aleppo a pedido de Francia ( lamentablemente secundada por España) en un descarado intento de interferir en los avances de Damasco sobre el terreno, silencia vergonzosamente ante el último gran crimen perpetrado por la Coalición contra el pueblo yemení y la ciudad de Saná.
En el último gran crimen saudí en Yemen, un ataque aéreo llevado a cabo por Arabia Saudí en el sur de la capital yemení, Saná, causó la escandalosa cifra de 140 muertos y más de 500 heridos,como informó el portavoz del Ministerio de Sanidad del Gobierno hutí, Tamim al-Chami. (1)
El objetivo fue un salón de ceremonias donde se celebraba el funeral por el padre del ministro hutí del Interior, Jalal al Ruwaishan. Según medios yemeníes, entre los muertos podría haber altos cargos del actual Gobierno, lo que revelaría claramente la intencionalidad de el ataque, puesto que el objetivo fue seleccionado para tratar de descabezar el gobierno hutí de un solo golpe; no es una estrategia nueva, si recordamos como se trató de asesinar de un solo golpe a todo el alto mando sirio en julio de 2012. En aquella ocasión serían asesinados en Damasco, el ministro de Defensa (general Daud Abdela Rayiha), el 'número dos' del ministerio y cuñado de Al Assad (general Asef Shaukat) y un ayudante del presidente (general Hasan Turkmani), resultando heridos el ministro del Interior y el jefe de la Seguridad Nacional.(2)
Evidentemente no asistiremos a una campaña similar mediante la que gobiernos cómplices, grandes medios corporativos y sospechosas ONG's denuncian la desesperada situación de los 250.000 habitantes cercados por el Ejercito sirio en barrios de Aleppo ( realmente rehenes de los yihadistas y que el propio Ejercito sirio no estima en más de 30.000 personas) y olvidan los diarios bombardeos y constantes víctimas civiles causadas entre el 1,5 millones de personas que habitan en el Aleppo controlado por el gobierno sirio.
Incluso aunque organizaciones como Cruz Roja o Médicos sin Fronteras ( esta última involucrada en varios montajes propagandísticos contra la República Árabe Siria) denuncian que uno de cada tres ataques aéreos de la aviación saudí se realizan sobre objetivo civiles, no se produce siquiera una condena moral ante estos hechos.
Incluso aunque organizaciones como Cruz Roja o Médicos sin Fronteras ( esta última involucrada en varios montajes propagandísticos contra la República Árabe Siria) denuncian que uno de cada tres ataques aéreos de la aviación saudí se realizan sobre objetivo civiles, no se produce siquiera una condena moral ante estos hechos.
Tan es así que Naciones Unidas protagonizó recientemente un sonrojante episodio felicitando a Arabia Saudí por su "generosidad y filantropía hacia el mundo" a través de la agencia gubernamental saudí King Salman Humanitarian Aid and Relief Center (KSHARC).
Las vergonzantes palabras de Stephen O’Brien, Sub-Secretario General para Asuntos Humanitarios y Coordinador de la Ayuda para Emergencias, resultaban especialmente hirientes cuando resaltaba la importancia de la ayuda humanitaria saudí precisamente...!!en Yemen!!. (3)
Yemen arrasada
La guerra desatada en Yemen por la agresión del selecto club de países árabes con mayor poder económico (Qatar, Arabia Saudí, EAU..) y sus aliados occidentales esta suponiendo una catástrofe para el reconocido como país más pobre del mundo árabe (puesto 153 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 2011).
Una catástrofe que amenaza incluso el futuro de Yemen; con una población de casi 26 millones de habitantes, es el cuarto país del mundo con mayor crecimiento demográfico y se estima que su población alcanzará los 40 millones en los próximos 23 años.
Según estiman diversas fuentes, los combates y bombardeos habrían ya causado cerca de 10.000 muertos entre civiles y combatientes y un escalofriante nivel de destrucción en infraestructuras básicas, redes de suministro, escuelas u hospitales, en un país ya de por sí carente de muchos de estos servicios fundamentales al tratarse de uno de los países más pobres del mundo. Habida cuenta del nivel de destrucción y deterioro de unas infraestructuras básicas ya de por sí deficientes, la huella que esta guerra puede dejar en Yemen podría incluso superar al desastre de Siria.
La contienda, aunque aún muy lejos de adquirir los terroríficos tintes de la guerra que arrasa Siria desde 2011, arroja también otro saldo dramático, habiendo desplazado ya de sus hogares a 3,2 millones de personas y dejado a la mitad de los 26 millones de yemeníes con serios problemas de abastecimiento alimentario, en un país donde antes de la guerra ya se sufría de escasez crónica de alimentos en gran parte motivada por la imposibilidad de desarrollo agrícola en el desierto de Arabia.
Esta carestía se ve agravada por una grave escasez de agua debido al rápido agotamiento de los acuíferos subterráneos y provocando que el país debiera importar el 90% de los alimentos, incluso antes de la guerra.
Los buques de carga tienen virtualmente bloqueado su acceso a los puertos de Yemen debido al embargo impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudita, supuestamente para evitar la entrada de armas pero que supone en la práctica un total embargo a las importaciones de alimentos.
Abdo Rabu Mansur Hadi |
Por si no fuera suficiente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado ya la presencia de casos de cólera en Saná, advirtiedo que las malas condiciones higiénicas y sanitarias derivadas de la enorme destrucción de infraestructuras civiles podrían favorecer una expansión rápida de la enfermedad.(5)
Antecedentes históricos en Yemen
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Yemen del Norte se independizó del Imperio Otomano (1918). Sin embargo, en el sur del actual Yemen, Gran Bretaña mantuvo el protectorado creado en el S. XIX y articulado entorno al estratégico puerto de Adén. Los británicos mantuvieron su posesión hasta 1967, dando lugar al nacimiento de la República Democrática del Yemen (Yemen del Sur), quien adoptó rápidamente una orientación marxista, provocando tensiones entre los dos Estados yemeníes y su irrupción en el tablero geo-estratégico de la Guerra Fría.
Realmente la unificación de Yemen no se llevó a cabo hasta 1990, cuando la entonces República Árabe del Yemen y la República Popular Democrática del Yemen (Sur) y única república marxista del mundo árabe, se convirtieron en un solo país, con Saná como capital política del nuevo Estado, y Adén (capital de Yemen del Sur) convertida en la capital económica del país, si bien en el sur permaneció un movimiento separatista que no aceptó la unificación, llegándose como resultado final a una breve guerra civil abierta en 1994, y que en realidad se ha visto prolongada con diversos actores y episodios de intensidad hasta el día de hoy.
En el actual conflicto yemení, la agresión de Arabia Saudí y sus aliados tanto árabes como occidentales, puede conducirnos, ésta vez sí, a un escenario de desmembración del territorio nacional, tal y como estas mismas naciones tratan de llevar a cabo en Siria e Iraq.
Es fácil recurrir al argumento simplificador de la confrontación confesional, con un Yemen de mayoría suní, pero donde muchas zonas del norte del país son una mayoría chií. Ciertamente es un argumento siempre presente en Yemen, más aún cuando los hutíes se rebelaron ya en 2004 después de que el ex-presidente Saleh ordenase el asesinato del líder chií Al Hatahui, pero el reduccionismo propio de los mass media occidentales vuelve a quedarse corto a la hora de profundizar en las razones del conflicto actual.
Debemos avanzar hasta 2011, cuando Yemen también se vió sacudida por la mal llamada 'Primavera árabe'. La revuelta orquestada desde el exterior obligó a Saleh a abandonar el poder y tras las elecciones celebradas en 2012, Abd Rabbo Mansur Hadi se convertía en nuevo presidente.
El nuevo período no trajo en absoluto una mejora de vida para la población, especialmente de la minoría chií, Los hutíes terminaron por levantarse con el apoyo de una parte del Ejército fiel al expresidente Saleh,derrocando y obligando al exilio a Hadi. Mientras, Arabia Saudí contemplaba con pánico la posibilidad de una generalizada insurrección chiíta en las provincias orientales del reino, centro clave de la industria petrolera saudí.
Es entonces cuando Arabia Saudí impulsa una alianza militar con los Emiratos Árabes Unidos, Catar, Kuwait, Bahréin, Jordania, Sudán, Egipto y Marruecos, para recuperar el territorio y aniquilar la rebelion hutí, adoptando sus opraciones militares los pomposos nombres de 'Tormenta decisiva' y 'Restaurar la esperanza'.
En definitivas cuentas, a la hora de exponer las causas del conflicto, los interesados medios occidentales practican un reiterativo ejercicio de simplificación presentándolo como consecuencia de la acción de los rebeldes chiíes tras ocupar en septiembre de 2014 la capital y otras provincias del norte y centro del país.
Y es que resulta imposible comprender de donde nace el conflicto en Yemen si no consideramos la intrínseca relación que esta guerra tiene con el conflicto sirio. Se trata de la extensión del enfrentamiento que las dictaduras del Golfo mantienen contra el eje Irán-Siria-Hezbolá. Y al igual que para doblegar a Damasco, dichas autocracias cuentan con el respaldo y apoyo directo de EE.UU, Francia, GB, Israel o Turquía, bajo pretexto de apoyar a las fuerzas leales al presidente suni Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad tras huir a Arabia Saudí en 2015.
Una agresión internacional que se inició en marzo de 2015 y durante la cual los saudíes y sus aliados han bombardeado con diverso armamento las ciudades controladas por los rebeldes chiíes zaidíes (llamados hutíes debido al clan que lidera al grupo desde 2004) aliados con las fuerzas yemeníes leales al ex presidente Ali Abdulá Saleh, siendo respaldados por Irán.
Petróleo y Golfo de Adén
El petróleo es el otro gran motivo oculto en este conflicto. Ciertamente, Yemen produce actualmente menos petróleo que Dinamarca y se le clasifica en el número 30 del ranking en cuanto a reservas mundiales de petróleo. pero es su situación geográfica privilegiada lo que otorga al país una importancia crucial en la distribución de hidrocarburos a nivel mundial, convirtiendo los acontecimientos en Yemen en una amenaza para el transporte del petróleo a nivel internacional.
Los puertos de Yemen son un punto de apoyo clave para los buques petroleros procedentes del Golfo Pérsico en sus rutas hacia Occidente y Oriente y suponen la puerta al estratégico Estrecho de Bab el- Mandeb; en efecto, Yemen, Yibuti y Eritrea comparten el acceso al estrecho de Bab el-Mandeb, uno de los puntos más importantes del mundo en lo que se refiere al transporte de crudo, con un tráfico de unos 3,8 millones de barriles diarios según estima la US Energy Information Administration,
Este estrecho supone la puerta al Golfo de Adén, punto estratégico vital que conecta, a través del Canal de Suez, el Océano Índico con el Mar Mediterráneo, registrando un tránsito de más de 18.000 buques anuales y el monitoreo y presencia permanente de las flotas militares de no menos de 10 países. Es una ruta vital, de tránsito de los buques petroleros y de gran parte de las exportaciones de las industrias de Asia hacia Europa Occidental, que transitan por esta vía estratégica. El comercio marítimo desde el Este y Sur de África hacia Europa Occidental también cruza esta zona.
Por tanto, el control de las rutas petroleras internacionales es un factor decisivo para comprender la implicación de grandes potencias.
Si bien éste es el punto principal, tampoco cabe olvidar que Yemen, aún no siendo un productor de petróleo excesivamente relevante, si alberga algunas grandes reservas de gas y petróleo sin explorar, verdaderamente apetecibles tanto para los países árabes de la Coalición como para las transnacionales petroleras de los países occidentales, pues cabe recordar la presencia en Yemen, cerca de la frontera con Arabia Saudí, de las importantes e intactas cuencas petrolíferas y gasísticas de Masila y Shabwa.(6)
Internacionalización del.conflicto
El conflicto en Yemen tampoco puede entenderse centrándose únicamente en un ámbito puramente regional puesto que tiene directa incidencia tanto en el Cuerno de África y en toda la Península Arábiga y, como hemos visto, en el Golfo Pérsico.
La participación de diversas potencias con intereses contrapuestos ha supuesto que, desde el principio, nos hallemos ante un conflicto internacional disputado sobre terreno yemení, de modo que Yemen no es solamente el escenario de una guerra latente en el mundo islámico, sino un conflicto con consecuencias geopolíticas tan importantes como impredecibles.
Conocido el papel saudí al frente de la famosa Coalición, y el papel más secundario pero igualmente jugado por Irán, en Yemen están igualmente actuando otros países a los que no se les otorga prácticamente ningún protagonismo en las escasas informaciones publicadas sobre esta cruenta y olvidada guerra.
Episodios como el reciente hundimiento del catamarán híbrido HSV-2 Swift perteneciente a la Fuerza Naval de Emiratos Arabes Unidos, cerca de la ciudad portuaria de Al-Moja, en el mar Rojo, han sacado a la palestra el importante rol jugado por otros estados árabes del Golfo, tildados como "políticamente correctos" en Occidente y que se "esconden" convenientemente tras los crímenes de Arabia Saudí.(7)
En ocasiones anteriores las fuerzas militares yemeníes han informado de la destrucción de buques enemigos saudíes en las aguas territoriales yemeníes. Sin embargo en esta ocasión podría haber hecho su aparición un nuevo actor; Rusia.
Para algunos analistas, este episodio significa la manera en que Rusia habría dado a conocer a sus adversarios su despliegue en Yemen, por supuesto oficialmente negado por los rusos; el buque insignia de EAU habría sido hundido con algún misil anti-buque que no parece probable se halle entre el arsenal hutí o del Ejercito yemení, y que bien habría sido proporcionado directamente por Rusia o a través de Siria, quien dispone de algunos elementos de similares características.(8)
Medios estadounidenses informaron recientemente del supuesto ataque fallido yemení sobre el destructor USS Mason, provocando la airada reacción de un Washington que ha prometido castigo a esta acción; de inmediato, Estados Unidos bombardeó tres radares pertenecientes a
las milicias chiíes hutíes.
Trátese o no de un episodio sucedido realmente, sería la respuesta de las fuerzas populares yemeníes a las continuas incursiones de aviones no tripulados estadounidenses en apoyo tanto de las fuerzas de la Coalición como del mismísimo Al Qaeda.(9)
EE.UU lleva años interviniendo en Yemen, operando desde sus instalaciones en Djibouti, siendo coordinadas las acciones desde la mayor base de EE UU en Oriente Próximo, Al Udeid (Qatar), que alberga la sede del Mando Central, CENTCOM, desde donde se llevan a cabo las operaciones en Irak y Siria.
Desde el primer momento, el movimiento rebelde chií de los hutíes negó que sus
fuerzas dispararan misiles contra un destructor estadounidense. Una fuente
militar rebelde, citada por la agencia Saba, aseguró
que las acusaciones estadounidense “carecen de fundamento y que tanto el ejército yemeni como los
comités populares no tiene relación con esa acción”.
Trátese o no de un episodio sucedido realmente, sería la respuesta de las fuerzas populares yemeníes a las continuas incursiones de aviones no tripulados estadounidenses en apoyo tanto de las fuerzas de la Coalición como del mismísimo Al Qaeda.(9)
EE.UU lleva años interviniendo en Yemen, operando desde sus instalaciones en Djibouti, siendo coordinadas las acciones desde la mayor base de EE UU en Oriente Próximo, Al Udeid (Qatar), que alberga la sede del Mando Central, CENTCOM, desde donde se llevan a cabo las operaciones en Irak y Siria.
Los estrategas estadounidenses han puesto durante años la vista en el Golfo de Adén, como señalamos anteriormente. No es de extrañar, pues ,el interés de EEUU en el archipiélago yemení de Socotra, en el Océano Índico, situado a unos 80 kilómetros del Cuerno de África y a 380 kilómetros de la línea costera yemení,y encrucijada de tantas rutas marítimas estratégicas. Una base militar en Socotra podría servir para vigilar el movimiento de buques, incluídos los buques de guerra que salen y entran del Golfo de Adén.
De hecho,durante la Guerra Fría, la Unión Soviética contaba con presencia militar en Socotra, que en aquel momento formaba parte del Yemen del Sur y por ello Rusia no pierde su intención de volver a ejercer influencia en aquella zona, aunque la presencia de EEUU en la región se encuentre mucho más consolidada.
Socotra se encuentra a unos 3.000 kilómetros de la base aeronaval anglo-estadounidense de Diego García,en mitad del Índico (que figura entre las instalaciones militares más grandes de EEUU en ultramar) y EEUU vería con buenos ojos el establecimiento de otra base militar a gran escala en la isla de Socotra.
Desde luego la importancia de la zona no es algo que el Pentágono haya descubierto ahora; el Contraalmirante y geoestratega de la Marina de EEUU, Alfred T. Mahan, había indicado, con anterioridad a la I Guerra Mundial, que “cualquiera que consiga la supremacía marítima en el Océano Índico será un actor dominante en el escenario internacional” (“ Indian Ocean and our Security ”).
Para Mahan,lo que estaba en juego era el control estratégico por Estados Unidos de las vías marítimas de los océanos importantes en general y del Océano Índico en particular: “ Este océano será la llave de los siete mares en el siglo XXI; el destino del mundo se decidirá en esas aguas”.
Otros actores
También Qatar, cuyas fuerzas especiales ocuparon un lugar estelar en la guerra contra Libia y presentes también en Siria, interviene sobre el terreno en Yemen si apenas levantar ruido; Qatar ya reconoció a inicios de septiembre la pérdida de cuatro soldados en Yemen.(10)
Israel, cuya participación en el conflicto es un secreto a voces desde hace meses, reconocía el pasado julio la muerte del coronel israelí Victor Igoronowski, operador de drones de origen ucraniano, en la provincia suroccidental de Taiz.(11)
Israel, según diversas informaciones filtradas, estaría operando en Yemen desde su base militar en el archipiélago Dahlak en el mar Rojo, cercano al estrecho de Bab el-Mandeb y no ha dudado en apoyar a Al Qaeda en Yemen de la misma manera que se ha servido del Frente Al Nusrah para ocupar la línea de demarcación del Golán en disputa histórica con Siria.
NOTAS:
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