De un tiempo a esta parte, se ha hecho palpable la aparición en la primera plana de la política internacional de una nueva generación de dirigentes díscolos, que amenazan con sacudir el tablero geopolítico global, de una forma u otra .
Calificados sistemáticamente por la gran prensa corporativa como "populistas", lo cierto es que su aparición vislumbra un horizonte de incertidumbres en relación a una serie de candentes cuestiones de la política internacional.
Se trata de solo un pequeño ramillete de muestra, puesto que en 2017, nombres como los de Viktor Orban (Hungría), Marine Le Pen (Francia) o los protagonistas del desarrollo del proceso del Brexit estarán a buen seguro en la primera plana informativa. Al igual que todo lo que acontezca en los Balcanes con el enquistado conflicto serbio-kosovar, la recién estrenada nueva membresía de Montenegro en la OTAN o el también enconado conflicto greco-turco en Chipre.
Una pequeña muestra, puesto que mención aparte merecería otra serie de nuevos líderes políticos que también están disponiendo cambios importantes en regiones como Latinoamérica, producidos tras la irrupción de lideres como Temer (Brasil), Macri (Argentina) o Kuczynski (Perú), país que albergará nuevas instalaciones militares estadounidenses en su territorio.(1)
Sin embargo, lo único que parece seguro, es que será el desarrollo de los acontecimientos quien confirmará si la irrupción de estos líderes se traduce en bruscos virajes en lo tocante a tratados comerciales, re-orientaciones geopolíticas, sistemas de alianzas etc.. o si por el contrario, las arraigadas estructuras dominantes son capaces de mantener el orden actual sin grandes sobresaltos, más allá de lo puramente mediático.
Trump, el icono
No cabe duda de que el gran icono no es sino Donald Trump, una verdadera incógnita a largo plazo cuyo mandato acaba de comenzar (no sin polémica), adoptando medidas significativas como el anuncio de retirada estadounidense del Acuerdo TransPacífico de Cooperación Económica (TPP), el mayor tratado de libre comercio jamas alcanzado en la historia, amén de anunciar la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México (TLCAN). Estos hechos atisban ya unas primeras consecuencias claras; será China quien amplíe su influencia en la región del globo que aglutina a las economías con mayor y más rápido crecimiento económico del mundo y definida por muchos como el motor económico mundial del siglo XXI.
EE.UU trata de embarcarse en la difícil aventura de revertir los 400.000 mill. de dólares anuales que inclinan la balanza comercial del lado chino, mediante la re-industrialización de EE.UU; o al menos esa es la visión de Trump.
Eso sí, contrasta el hecho del repliegue comercial con las firmes aspiraciones de reafirmación.del poderío bélico estadounidense. Trump es firme partidario de un rearme estadounidense especialmente orientado hacia el ámbito naval, con la mirada puesta en China y en el Pacifico.
Sin embargo, otros aspectos fundamentales de la política exterior estadounidense se encuentran en "stand-by", mientras que, ateniéndose a las agresivas declaraciones con respecto a Rusia y China de los nuevos jefazos introducidos por Trump (como el viejo halcón James Mattis (2) al frente de la Secretaría de Defensa o Mike Pompeo (3) al frente de la CIA) no parecen ofrecer nada nuevo; pese a matices o posibles distensiones, EE.UU no tiene ninguna intención de renunciar a Ucrania o de seguir acumulando fuerzas militares en el este de Europa, los países bálticos y en Asia, donde despliega su estrategia de pivotaje para contener a China.
En cambio, en vista al nuevo equipo de asesores de los que Trump se ha hecho rodear, como Michael Flynn, consejero de seguridad nacional del presidente Trump y demostradamente opuesto al apoyo estadounidense al yihadismo, si parece más factible un cambio de actitud estadounidense frente al terrorismo yihadista en Siria e Iraq, lo que modificaría sustancialmente la política llevada cabo en éste sentido por la administración Obama.
Trump parece mostrarse decidido a variar la política estadounidense en Siria (sin dejar de apostar por otras opciones, léase kurdos), al menos en lo tocante al yihadismo. Habría ya contactado con el presidente egipcio Al Sisi para ofrecer el apoyo estadounidense contra los Hermanos Musulmanes, a los que Trump considera acertadamente como raíz del terrorismo fundamentalista.
De confirmarse, esta ruptura acabaría con décadas de instrumentalización de los movimientos yihadistas por parte de EE.UU, desde que en 1953 Eisenhower recibiese en la Casa Blanca a unos Hermanos Musulmanes entre los que se encontraba Said Ramadan, líder carismático de la cofradía y al que ya Nasser acuso de no ser sino un hombre de la CIA.
Trump finiquitaría así una alianza que el presidente Eisenhower sello en base a “nuestra común fe en dios es el elemento común que nos une en la lucha contra el comunismo y el ateísmo”.
Más relevante incluso ha resultado la visita de la congresista estadounidense Tulsi Gabbard a Siria (4), significando de hecho los primeros contactos directos con Bashar Al Assad. La contundencia con la que se ha expresado la congresista en referencia a la necesidad de que EE.UU deje de armar y apoyar el terrorismo ha encontrado eco incluso en la CNN, señal evidente de que la actitud estadounidense hacia Siria va a verse modificada, provocando una reacción occidental en cadena en cuanto al actitud hacia Siria, que ya esta pudiendo apreciarse en británicos y alemanes.
Donde no cabra esperar cambios es en lo tocante a Israel. El nuevo presidente estadounidense se ha posicionado de manera evidente junto al ejecutivo israelí de Benjamin Nettanyahu y parece estar decidido a estrechar aún más los vínculos con Israel, inclusive con posibles iniciativas cargadas de simbolismo como, por ejemplo, un hipotético traslado de la embajada estadounidense de Tel-Aviv a Jerusalén, que provocaría de inmediato un nuevo levantamiento palestino.
La Filipinas de Duterte, ruptura consumada
Tal vez el caso más significativo de clara reorientación geopolítica es la postura adoptada por el presidente filipino Rodrigo Duterte, quién ha variado radicalmente el rumbo de la política exterior filipina en solo unos meses, lo que ha suscitado la tradicional reacción de las instituciones globales dominadas por EE.UU. Empezando por las propias Naciones Unidas, quienes han tratado de entorpecer este proceso mediante la más que tradicional alusión a la violación de derechos humanos en Filipinas en el marco de la autodenominada "Guerra contra las drogas" emprendida por el gobierno de Duterte.
Más allá de la retorica, Duterte ha concretado en hechos éste viraje. Filipinas ha suspendido sus históricas relaciones de sumisión a EE.UU para pasar a ejercer una política soberana la cuestión del Mar de la China meridional, el comercio de armas o el hasta ahora ilimitado permiso de uso de aguas y espacio aéreo filipino para el tránsito de fuerzas estadounidenses, hasta el punto de suspender los ejercicios navales conjuntos con EE.UU. que Filipinas ha realizado durante más de cinco décadas.
Todo ello combinado con el establecimiento de nuevos vínculos colaterales mucho más estrechos con China (abandonando la tradicional hostilidad hacia ese país) o Rusia; el pasado diciembre, los ministros de Defensa y Exteriores filipinos viajaron a Moscú en vista a cerrar posibles acuerdos para la compra de armamento tras la anunciada intención de Estados Unidos (EE.UU.) de bloquear la venta de armamento a Manila. Duterte ha abierto también nuevas vías de cooperación con otros países "señalados" como Irán, con quien a comienzos de enero Filipinas inicio negociaciones en vista a un acuerdo a largo plazo para la venta de crudo a Filipinas, manejándose la cifra de unos 4 millones de barriles al mes.(5)
No queriendo dejar cabos sueltos, Duterte ha llegado últimamente a denunciar la injerencia de la CIA en su país en años precedentes, bajo el mandato de su predecesor, Benigno Aquino. Ha señalado a la inteligencia estadounidense como la culpable de la desastrosa incursión contra un líder de Jemaah Islamiyah (Mindanao, enero 2015) que arrojó un saldo de 44 muertos tras una desastrosa operación.(6)
Igor Dodon en Moldavia
Tanto para la Unión Europea como para EE.UU, el este de Europa y los Balcanes han significado históricamente una zona de importancia estratégica, tanto por su situación como puente entre Europa y Oriente, como por la proximidad a las fronteras rusas, con quien no cesa de pujar por establecer una influencia hegemónica en la región. Y los hechos más recientes parecen indicar un nuevo impulso de la influencia rusa, cada vez más palpable, sobre los estados ex-soviéticos.
Por ello, la llegada al poder en Moldavia de Igor Dodon supone un nuevo foco de fricción entre los contendientes mencionados; Dodon, como candidato del Partido de los Socialistas, conquistó las elecciones presidenciales en Moldavia (celebradas en noviembre del pasado año) con con el 52,18% del electorado y procedió a asumir el cargo el 23 de diciembre.
Y una de las claves de su victoria no fue sino la anunciada modificación de las relaciones exteriores moldavas; entre otras cosas, planteando un referéndum sobre la relación de Moldavia con la UE.
Tanto en Europa como en EE.UU, se observa con preocupación la postura que el nuevo ejecutivo moldavo pueda poner en práctica, ampliando los lazos comerciales y buscando un acercamiento a Rusia, en oposición a las políticas pro-europeas de anteriores gobiernos moldavos. Unas políticas pro-europeas que no reportaron ningún beneficio para Moldavia, envuelta en la guerra de sanciones y afectada por restricciones comerciales rusas a las exportaciones de la agricultura moldava en respuesta a la firma de un acuerdo de asociación con la UE en 2014.
En recientes fechas, Dodon realizó su primer viaje internacional a Moscú, volviendo a plantear la posibilidad de romper los acuerdos comerciales con la Unión Europea después de las próximas elecciones parlamentarias del país; unas elecciones parlamentarias anticipadas para este año con el objetivo de acelerar el proceso. Dodon no es aparentemente un líder radical y rupturista (posee frontera común con la UE), sino que parece querer restablecer un equilibrio en las orientaciones geopolíticas del país, abandonando la generalizada y nada productiva retórica anti-rusa.
En Moscú, declaró que la facturación comercial de Moldavia con la UE se "había marchitado" desde que firmó un pacto político y comercial con el bloque en 2014 y que Moldavia no había visto ningún beneficio derivado del acuerdo.(7)
Lo cierto es que Moldavia es considerada uno de los países más pobres de Europa, con cifras de crecimiento y exportaciones en declive desde hace años, pese a las promesas de prosperidad que ofreció la UE en 2014.
Respecto a la OTAN, Igor Dodon se ha encontrado en su recién estrenada presidencia con el legado de los gobiernos precedentes; si bien Moldavia es oficialmente "neutral", desde 1994 está en vigor un acuerdo de cooperación con la OTAN por el cuál la organización dispone de diversas infraestructuras en el país, que se han visto ampliadas por el acuerdo alcanzado en noviembre de 2016 y que permitirá la apertura de la Oficina de Comunicaciones de la OTAN en Chisinau.(8)
Tal vez tratando de no involucrar al país en los bloques militares definidos, Dodon pretende avanzar en el reconocimiento de Moldavia como país no alineado por parte de la OTAN, sin cortar de manera brusca los lazos con dicha organización. Aún así, como con todo lo que concierne a la OTAN, si Dodon lleva adelante sus promesas, es evidente que Moldavia pasará a colocarse en una situación comprometida, en una región estratégica, con una delicada economía y, en principio, sin el respaldo rotundo de una de las grandes potencias militares, léase OTAN-Rusia.
"Estoy dispuesto a insistir en que sea anulado el acuerdo sobre la apertura de una Oficina de Comunicaciones de la OTAN en Chisinau, aún más estoy dispuesto a proponer en Bruselas en febrero un acuerdo que reconoce el estatus neutral de Moldavia por parte de la OTAN".
Otra cuestión de interés que podría verse afectada es la actitud moldava ante el poco conocido conflicto de Transnitria.
Transnistria, oficialmente República Moldava Pridnestroviana, es un Estado no reconocido y nacido de la guerra contra Moldavia de 1992, que reclama el territorio al este del río Dniéster; Moldavia no reconoce la secesión y considera los territorios como parte de la región autónoma de Transnistria
En la actual zona del conflicto opera una misión de paz internacional, incluidas fuerzas rusas, y están en marcha negociaciones de paz en las que participan Moldavia y Transnistria, Rusia, Ucrania y la OSCE en calidad de mediadores, y la UE y EEUU como observadores.
Durante años, los sucesivos ejecutivos moldavos han exigido que Rusia retire sus fuerzas de paz de Transnistria, pero precisamente Dodon ya ha opinado de manera discordante en este tema, manifestando que considera que la fuerza de paz ha cumplido su misión y continúa cumpliéndola, modificando así el tradicional discurso moldavo.(9)
Bulgaria; Rumen Radev
La región del Mar Negro constituye otra zona estratégica especialmente sensible. Bulgaria, miembro de la UE y de la OTAN, es otro de los países más deprimidos económicamente de la Europa de los 28, tras una década de adhesión a la UE que no parece haber conseguido arrancar demasiados resultados positivos.
Con una política exterior firmemente alineada con EE.UU y la OTAN durante todo este tiempo, Bulgaria se sumó al unísono coro occidental de sanciones contra Rusia a raíz del golpe de estado en Ucrania y el episodio de Crimea. Incluso yendo más allá, y como ha quedado bien patente en diversas oportunidades, Bulgaria ha jugado un papel importante en el conflicto sirio, donde el armamento búlgaro y otros diversos pertrechos, fabricados en Bulgaria, han estado fluyendo regularmente hasta los grupos rebeldes y yihadistas en Siria, vía Turquía y gracias al dinero saudí y catarí. (10)
El anterior ejecutivo de Plevneliev se plegó a la continuada presión de Washington (con controvertida visita de McCain incluída) suspendiendo finalmente su participación en el proyecto South Stream y anulándolo de facto. Ahora, Rusia tiene posibilidad de reanudar la iniciativa mediante la siempre inestable alternativa turca.(11)
El nuevo presidente, el ex-general de la Fuerza Aérea Rumen Radev , sin una orientación partidista clara (aunque apoyado por el Partido Socialista) y carente de toda experiencia política, deberá primero solventar la crisis política interna antes de revisar sus relaciones internacionales.
Sin embargo, quizás la llegada a la presidencia de Radev podría modificar las posiciones búlgaras en lo tocante a sus relaciones con Rusia. Ex-general de la Fuerza Aérea y de la OTAN, Radev no parece querer buscar ninguna ruptura de lazos con Occidente, pero apuesta por balancear también los intereses búlgaros hacia Rusia, principalmente en materia de relaciones comerciales, retirando las sanciones a Rusia que se han mostrado dañinas para la economía nacional.(12)
Radev parece querer alcanzar un equilibrio entre su decidida pertenencia a Europa y la OTAN y la reanudación de unas relaciones bilaterales con Rusia exentas de trabas y sanciones, aludiendo durante su campana electoral a que la UE debía abandonar la política de sanciones contra Rusia, en beneficio, en primer lugar, de la propia Bulgaria.
Eso sí, en su segundo discurso se abstuvo de mencionar a Rusia , algo que sí había hecho días antes al jurar el cargo en el Parlamento.
Tras encarar primero la aguda crisis política interna que vive Bulgaria, veremos si Radev profundiza en sus intenciones, habida cuenta del contexto regional donde se mueve, junto a la frontera búlgara y siendo el puerto de acceso de la OTAN al Mar Negro. Lo cierto es que cualquier movimiento de Radev suscitará la reacción de Washington, quien no puede permitirse ser desplazado por completo de un Mar Negro, que de facto, ya no controla.
NOTAS;
(1)http://regionamazonas.gob.pe/sede/detalle_noticia.php?id=3523
(2)http://www.elmundo.es/internacional/2017/01/12/5877a581268e3ed4368b4695.html
(3)http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/12/actualidad/1484237042_230089.html
(4)http://www.bbc.com/news/world-us-canada-38774701
(5)http://www.reuters.com/article/iran-oil-philippines-idUSL5N1EW2QT
(6)http://www.aljazeera.com/news/2017/01/duterte-cia-blame-botched-terror-raid-170125062130514.html
(7)http://www.reuters.com/article/us-russia-moldova-eu-idUSKBN151290
(8)https://mundo.sputniknews.com/politica/201701231066414462-moldavia-otan/
(9)https://mundo.sputniknews.com/europa/201701171066286739-moldavia-rusia-tropas-seguridad/
(10)http://en.news-original.ru/journalists-published-a-video-of-the-secret-warehouse-of-the-terrorists-in-aleppo-with-the-bulgarian-weapons.html
(11)http://lugrogeopolitica.blogspot.com.es/2014/06/southstream-usa-intenta-obligar-europa.html
(12)http://www.lavanguardia.com/politica/20170112/413305911455/el-presidente-electo-de-bulgaria-favorable-a-retirar-las-sanciones-a-rusia.html
Calificados sistemáticamente por la gran prensa corporativa como "populistas", lo cierto es que su aparición vislumbra un horizonte de incertidumbres en relación a una serie de candentes cuestiones de la política internacional.
Se trata de solo un pequeño ramillete de muestra, puesto que en 2017, nombres como los de Viktor Orban (Hungría), Marine Le Pen (Francia) o los protagonistas del desarrollo del proceso del Brexit estarán a buen seguro en la primera plana informativa. Al igual que todo lo que acontezca en los Balcanes con el enquistado conflicto serbio-kosovar, la recién estrenada nueva membresía de Montenegro en la OTAN o el también enconado conflicto greco-turco en Chipre.
Una pequeña muestra, puesto que mención aparte merecería otra serie de nuevos líderes políticos que también están disponiendo cambios importantes en regiones como Latinoamérica, producidos tras la irrupción de lideres como Temer (Brasil), Macri (Argentina) o Kuczynski (Perú), país que albergará nuevas instalaciones militares estadounidenses en su territorio.(1)
Sin embargo, lo único que parece seguro, es que será el desarrollo de los acontecimientos quien confirmará si la irrupción de estos líderes se traduce en bruscos virajes en lo tocante a tratados comerciales, re-orientaciones geopolíticas, sistemas de alianzas etc.. o si por el contrario, las arraigadas estructuras dominantes son capaces de mantener el orden actual sin grandes sobresaltos, más allá de lo puramente mediático.
Trump, el icono
No cabe duda de que el gran icono no es sino Donald Trump, una verdadera incógnita a largo plazo cuyo mandato acaba de comenzar (no sin polémica), adoptando medidas significativas como el anuncio de retirada estadounidense del Acuerdo TransPacífico de Cooperación Económica (TPP), el mayor tratado de libre comercio jamas alcanzado en la historia, amén de anunciar la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México (TLCAN). Estos hechos atisban ya unas primeras consecuencias claras; será China quien amplíe su influencia en la región del globo que aglutina a las economías con mayor y más rápido crecimiento económico del mundo y definida por muchos como el motor económico mundial del siglo XXI.
EE.UU trata de embarcarse en la difícil aventura de revertir los 400.000 mill. de dólares anuales que inclinan la balanza comercial del lado chino, mediante la re-industrialización de EE.UU; o al menos esa es la visión de Trump.
Eso sí, contrasta el hecho del repliegue comercial con las firmes aspiraciones de reafirmación.del poderío bélico estadounidense. Trump es firme partidario de un rearme estadounidense especialmente orientado hacia el ámbito naval, con la mirada puesta en China y en el Pacifico.
Sin embargo, otros aspectos fundamentales de la política exterior estadounidense se encuentran en "stand-by", mientras que, ateniéndose a las agresivas declaraciones con respecto a Rusia y China de los nuevos jefazos introducidos por Trump (como el viejo halcón James Mattis (2) al frente de la Secretaría de Defensa o Mike Pompeo (3) al frente de la CIA) no parecen ofrecer nada nuevo; pese a matices o posibles distensiones, EE.UU no tiene ninguna intención de renunciar a Ucrania o de seguir acumulando fuerzas militares en el este de Europa, los países bálticos y en Asia, donde despliega su estrategia de pivotaje para contener a China.
En cambio, en vista al nuevo equipo de asesores de los que Trump se ha hecho rodear, como Michael Flynn, consejero de seguridad nacional del presidente Trump y demostradamente opuesto al apoyo estadounidense al yihadismo, si parece más factible un cambio de actitud estadounidense frente al terrorismo yihadista en Siria e Iraq, lo que modificaría sustancialmente la política llevada cabo en éste sentido por la administración Obama.
Trump parece mostrarse decidido a variar la política estadounidense en Siria (sin dejar de apostar por otras opciones, léase kurdos), al menos en lo tocante al yihadismo. Habría ya contactado con el presidente egipcio Al Sisi para ofrecer el apoyo estadounidense contra los Hermanos Musulmanes, a los que Trump considera acertadamente como raíz del terrorismo fundamentalista.
De confirmarse, esta ruptura acabaría con décadas de instrumentalización de los movimientos yihadistas por parte de EE.UU, desde que en 1953 Eisenhower recibiese en la Casa Blanca a unos Hermanos Musulmanes entre los que se encontraba Said Ramadan, líder carismático de la cofradía y al que ya Nasser acuso de no ser sino un hombre de la CIA.
Trump finiquitaría así una alianza que el presidente Eisenhower sello en base a “nuestra común fe en dios es el elemento común que nos une en la lucha contra el comunismo y el ateísmo”.
Más relevante incluso ha resultado la visita de la congresista estadounidense Tulsi Gabbard a Siria (4), significando de hecho los primeros contactos directos con Bashar Al Assad. La contundencia con la que se ha expresado la congresista en referencia a la necesidad de que EE.UU deje de armar y apoyar el terrorismo ha encontrado eco incluso en la CNN, señal evidente de que la actitud estadounidense hacia Siria va a verse modificada, provocando una reacción occidental en cadena en cuanto al actitud hacia Siria, que ya esta pudiendo apreciarse en británicos y alemanes.
Donde no cabra esperar cambios es en lo tocante a Israel. El nuevo presidente estadounidense se ha posicionado de manera evidente junto al ejecutivo israelí de Benjamin Nettanyahu y parece estar decidido a estrechar aún más los vínculos con Israel, inclusive con posibles iniciativas cargadas de simbolismo como, por ejemplo, un hipotético traslado de la embajada estadounidense de Tel-Aviv a Jerusalén, que provocaría de inmediato un nuevo levantamiento palestino.
La Filipinas de Duterte, ruptura consumada
Tal vez el caso más significativo de clara reorientación geopolítica es la postura adoptada por el presidente filipino Rodrigo Duterte, quién ha variado radicalmente el rumbo de la política exterior filipina en solo unos meses, lo que ha suscitado la tradicional reacción de las instituciones globales dominadas por EE.UU. Empezando por las propias Naciones Unidas, quienes han tratado de entorpecer este proceso mediante la más que tradicional alusión a la violación de derechos humanos en Filipinas en el marco de la autodenominada "Guerra contra las drogas" emprendida por el gobierno de Duterte.
Más allá de la retorica, Duterte ha concretado en hechos éste viraje. Filipinas ha suspendido sus históricas relaciones de sumisión a EE.UU para pasar a ejercer una política soberana la cuestión del Mar de la China meridional, el comercio de armas o el hasta ahora ilimitado permiso de uso de aguas y espacio aéreo filipino para el tránsito de fuerzas estadounidenses, hasta el punto de suspender los ejercicios navales conjuntos con EE.UU. que Filipinas ha realizado durante más de cinco décadas.
Todo ello combinado con el establecimiento de nuevos vínculos colaterales mucho más estrechos con China (abandonando la tradicional hostilidad hacia ese país) o Rusia; el pasado diciembre, los ministros de Defensa y Exteriores filipinos viajaron a Moscú en vista a cerrar posibles acuerdos para la compra de armamento tras la anunciada intención de Estados Unidos (EE.UU.) de bloquear la venta de armamento a Manila. Duterte ha abierto también nuevas vías de cooperación con otros países "señalados" como Irán, con quien a comienzos de enero Filipinas inicio negociaciones en vista a un acuerdo a largo plazo para la venta de crudo a Filipinas, manejándose la cifra de unos 4 millones de barriles al mes.(5)
No queriendo dejar cabos sueltos, Duterte ha llegado últimamente a denunciar la injerencia de la CIA en su país en años precedentes, bajo el mandato de su predecesor, Benigno Aquino. Ha señalado a la inteligencia estadounidense como la culpable de la desastrosa incursión contra un líder de Jemaah Islamiyah (Mindanao, enero 2015) que arrojó un saldo de 44 muertos tras una desastrosa operación.(6)
Igor Dodon en Moldavia
Tanto para la Unión Europea como para EE.UU, el este de Europa y los Balcanes han significado históricamente una zona de importancia estratégica, tanto por su situación como puente entre Europa y Oriente, como por la proximidad a las fronteras rusas, con quien no cesa de pujar por establecer una influencia hegemónica en la región. Y los hechos más recientes parecen indicar un nuevo impulso de la influencia rusa, cada vez más palpable, sobre los estados ex-soviéticos.
Por ello, la llegada al poder en Moldavia de Igor Dodon supone un nuevo foco de fricción entre los contendientes mencionados; Dodon, como candidato del Partido de los Socialistas, conquistó las elecciones presidenciales en Moldavia (celebradas en noviembre del pasado año) con con el 52,18% del electorado y procedió a asumir el cargo el 23 de diciembre.
Y una de las claves de su victoria no fue sino la anunciada modificación de las relaciones exteriores moldavas; entre otras cosas, planteando un referéndum sobre la relación de Moldavia con la UE.
Tanto en Europa como en EE.UU, se observa con preocupación la postura que el nuevo ejecutivo moldavo pueda poner en práctica, ampliando los lazos comerciales y buscando un acercamiento a Rusia, en oposición a las políticas pro-europeas de anteriores gobiernos moldavos. Unas políticas pro-europeas que no reportaron ningún beneficio para Moldavia, envuelta en la guerra de sanciones y afectada por restricciones comerciales rusas a las exportaciones de la agricultura moldava en respuesta a la firma de un acuerdo de asociación con la UE en 2014.
En recientes fechas, Dodon realizó su primer viaje internacional a Moscú, volviendo a plantear la posibilidad de romper los acuerdos comerciales con la Unión Europea después de las próximas elecciones parlamentarias del país; unas elecciones parlamentarias anticipadas para este año con el objetivo de acelerar el proceso. Dodon no es aparentemente un líder radical y rupturista (posee frontera común con la UE), sino que parece querer restablecer un equilibrio en las orientaciones geopolíticas del país, abandonando la generalizada y nada productiva retórica anti-rusa.
En Moscú, declaró que la facturación comercial de Moldavia con la UE se "había marchitado" desde que firmó un pacto político y comercial con el bloque en 2014 y que Moldavia no había visto ningún beneficio derivado del acuerdo.(7)
Lo cierto es que Moldavia es considerada uno de los países más pobres de Europa, con cifras de crecimiento y exportaciones en declive desde hace años, pese a las promesas de prosperidad que ofreció la UE en 2014.
Respecto a la OTAN, Igor Dodon se ha encontrado en su recién estrenada presidencia con el legado de los gobiernos precedentes; si bien Moldavia es oficialmente "neutral", desde 1994 está en vigor un acuerdo de cooperación con la OTAN por el cuál la organización dispone de diversas infraestructuras en el país, que se han visto ampliadas por el acuerdo alcanzado en noviembre de 2016 y que permitirá la apertura de la Oficina de Comunicaciones de la OTAN en Chisinau.(8)
Tal vez tratando de no involucrar al país en los bloques militares definidos, Dodon pretende avanzar en el reconocimiento de Moldavia como país no alineado por parte de la OTAN, sin cortar de manera brusca los lazos con dicha organización. Aún así, como con todo lo que concierne a la OTAN, si Dodon lleva adelante sus promesas, es evidente que Moldavia pasará a colocarse en una situación comprometida, en una región estratégica, con una delicada economía y, en principio, sin el respaldo rotundo de una de las grandes potencias militares, léase OTAN-Rusia.
"Estoy dispuesto a insistir en que sea anulado el acuerdo sobre la apertura de una Oficina de Comunicaciones de la OTAN en Chisinau, aún más estoy dispuesto a proponer en Bruselas en febrero un acuerdo que reconoce el estatus neutral de Moldavia por parte de la OTAN".
Otra cuestión de interés que podría verse afectada es la actitud moldava ante el poco conocido conflicto de Transnitria.
Transnistria, oficialmente República Moldava Pridnestroviana, es un Estado no reconocido y nacido de la guerra contra Moldavia de 1992, que reclama el territorio al este del río Dniéster; Moldavia no reconoce la secesión y considera los territorios como parte de la región autónoma de Transnistria
En la actual zona del conflicto opera una misión de paz internacional, incluidas fuerzas rusas, y están en marcha negociaciones de paz en las que participan Moldavia y Transnistria, Rusia, Ucrania y la OSCE en calidad de mediadores, y la UE y EEUU como observadores.
Durante años, los sucesivos ejecutivos moldavos han exigido que Rusia retire sus fuerzas de paz de Transnistria, pero precisamente Dodon ya ha opinado de manera discordante en este tema, manifestando que considera que la fuerza de paz ha cumplido su misión y continúa cumpliéndola, modificando así el tradicional discurso moldavo.(9)
Bulgaria; Rumen Radev
La región del Mar Negro constituye otra zona estratégica especialmente sensible. Bulgaria, miembro de la UE y de la OTAN, es otro de los países más deprimidos económicamente de la Europa de los 28, tras una década de adhesión a la UE que no parece haber conseguido arrancar demasiados resultados positivos.
Con una política exterior firmemente alineada con EE.UU y la OTAN durante todo este tiempo, Bulgaria se sumó al unísono coro occidental de sanciones contra Rusia a raíz del golpe de estado en Ucrania y el episodio de Crimea. Incluso yendo más allá, y como ha quedado bien patente en diversas oportunidades, Bulgaria ha jugado un papel importante en el conflicto sirio, donde el armamento búlgaro y otros diversos pertrechos, fabricados en Bulgaria, han estado fluyendo regularmente hasta los grupos rebeldes y yihadistas en Siria, vía Turquía y gracias al dinero saudí y catarí. (10)
El anterior ejecutivo de Plevneliev se plegó a la continuada presión de Washington (con controvertida visita de McCain incluída) suspendiendo finalmente su participación en el proyecto South Stream y anulándolo de facto. Ahora, Rusia tiene posibilidad de reanudar la iniciativa mediante la siempre inestable alternativa turca.(11)
El nuevo presidente, el ex-general de la Fuerza Aérea Rumen Radev , sin una orientación partidista clara (aunque apoyado por el Partido Socialista) y carente de toda experiencia política, deberá primero solventar la crisis política interna antes de revisar sus relaciones internacionales.
Sin embargo, quizás la llegada a la presidencia de Radev podría modificar las posiciones búlgaras en lo tocante a sus relaciones con Rusia. Ex-general de la Fuerza Aérea y de la OTAN, Radev no parece querer buscar ninguna ruptura de lazos con Occidente, pero apuesta por balancear también los intereses búlgaros hacia Rusia, principalmente en materia de relaciones comerciales, retirando las sanciones a Rusia que se han mostrado dañinas para la economía nacional.(12)
Radev parece querer alcanzar un equilibrio entre su decidida pertenencia a Europa y la OTAN y la reanudación de unas relaciones bilaterales con Rusia exentas de trabas y sanciones, aludiendo durante su campana electoral a que la UE debía abandonar la política de sanciones contra Rusia, en beneficio, en primer lugar, de la propia Bulgaria.
Eso sí, en su segundo discurso se abstuvo de mencionar a Rusia , algo que sí había hecho días antes al jurar el cargo en el Parlamento.
Tras encarar primero la aguda crisis política interna que vive Bulgaria, veremos si Radev profundiza en sus intenciones, habida cuenta del contexto regional donde se mueve, junto a la frontera búlgara y siendo el puerto de acceso de la OTAN al Mar Negro. Lo cierto es que cualquier movimiento de Radev suscitará la reacción de Washington, quien no puede permitirse ser desplazado por completo de un Mar Negro, que de facto, ya no controla.
NOTAS;
(1)http://regionamazonas.gob.pe/sede/detalle_noticia.php?id=3523
(2)http://www.elmundo.es/internacional/2017/01/12/5877a581268e3ed4368b4695.html
(3)http://internacional.elpais.com/internacional/2017/01/12/actualidad/1484237042_230089.html
(4)http://www.bbc.com/news/world-us-canada-38774701
(5)http://www.reuters.com/article/iran-oil-philippines-idUSL5N1EW2QT
(6)http://www.aljazeera.com/news/2017/01/duterte-cia-blame-botched-terror-raid-170125062130514.html
(7)http://www.reuters.com/article/us-russia-moldova-eu-idUSKBN151290
(8)https://mundo.sputniknews.com/politica/201701231066414462-moldavia-otan/
(9)https://mundo.sputniknews.com/europa/201701171066286739-moldavia-rusia-tropas-seguridad/
(10)http://en.news-original.ru/journalists-published-a-video-of-the-secret-warehouse-of-the-terrorists-in-aleppo-with-the-bulgarian-weapons.html
(11)http://lugrogeopolitica.blogspot.com.es/2014/06/southstream-usa-intenta-obligar-europa.html
(12)http://www.lavanguardia.com/politica/20170112/413305911455/el-presidente-electo-de-bulgaria-favorable-a-retirar-las-sanciones-a-rusia.html
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