viernes, 26 de febrero de 2016

Sobre el acuerdo de "alto el fuego" en Siria

Lavrov y Kerry en Munich.
La declaración pública de Moscú y Washington, que tratará de establecer un alto el fuego en Siria a partir del próximo 27 de febrero, es el fruto de los diálogos de Múnich protagonizados por los dos pesos pesados de la geopolítica mundial. Los términos del acuerdo, que además exige el cumplimiento pleno de anteriores resoluciones de la ONU (1) respecto a Siria (resolución 2254 de diciembre de 2015) incluyen:

-no hacer uso de sus armas, salvo en casos de legítima defensa y de manera proporcionada con la situación particular;
-no tratar de extender el territorio bajo su control en detrimento de otros participantes en el cese temporal de hostilidades;
-permitir la circulación de la ayuda humanitaria hacia todas las poblaciones que la necesitan, cualesquiera que sean. (2)

El acuerdo vuelve a suponer un nuevo tanto diplomático para el Kremlin, toda vez que su posición y la de su aliado sirio no sólo no se ven debilitadas, sino que suponen un tácito reconocimiento a una victoria, que a día de hoy, parece cercana desde el punto de vista militar; Rusia y Siria han negociado por lo tanto desde un plano de superioridad y con los triunfos en su mano. Desde que se inicio la intervención rusa y la posterior ofensiva siria a gran escala, las fuerzas gubernamentales han liberado en unos meses la mayor parte de las estratégicas regiones del norte de Siria, auténtica llave para la victoria militar en este conflicto.

La verdadera resistencia siria.
Tras una agónica resistencia, y sobre todo tras la decisiva implicación de Rusia en el plano militar, la realidad nos muestra que el pueblo y el gobierno sirio están ahora más cerca de superar los cinco años de acoso y derribo del régimen de Al Assad, convertidos en una cruenta guerra encubierta por Occidente y sus aliados árabes y combinada con todo tipo de estrategias  políticas, diplomáticas, sancionadoras, mediáticas..etc. En definitiva, solo ahora, con la inminente derrota militar de sus subordinados, EE.UU ha accedido a un principio de arreglo negociado con Damasco y Moscú.

En este sentido, la instauración efectiva del alto el fuego supondría la confirmación de una serie de hechos que ni EE.UU, ni sus aliados, ni la cómplice prensa occidental admitirán jamás públicamente:

- el reconocimiento implícito de la derrota militar de la oposición construida por las potencias occidentales ( cuyo peso principal es el yihadismo de Isis y Al Nusrah) así como la derrota de las ambiciones turco-saudíes, responsables directos de la financiación, equipamiento y dirección de estos grupos.

- el reconocimiento de la legitimidad del presidente Al Assad, al que incluso alguien tan deleznable con el ministro de Exteriores español Margallo reconoce un papel imprescindible en el presente y futuro de Siria.

 - el reconocimiento del incontestable nuevo papel que Rusia e Irán están destinados a jugar en el presente y futuro Oriente Medio.

La guerra seguirá su rumbo; nunca existió ninguna oposición moderada
Rusia es absolutamente consciente de que los pocos grupos rebeldes que sí se acogerían al alto el fuego, considerados como "moderados" por Occidente, no juegan un papel relevante desde el punto de vista militar ; de hecho, prácticamente no juegan ningún papel ni nunca lo han jugado, pese a la guerra mediática occidental que sigue tratando de convencernos de que una agresión extranjera mediante el uso de mercenarios extremistas, es en realidad una revolución pacifica y democrática ahogada en sangre por el tiránico régimen de Al Asaad. Por eso,  el acuerdo de tregua parcial no incluye a Daesh , Al Nusrah, Yeish Al Islam y demás grupúsculos terroristas adjuntos que permanecen en las zonas ocupadas y que son el verdadero enemigo de Damasco y terror del pueblo sirio desde hace cinco años, pese al intento de sus patrocinadores turcos y saudíes que trataron en vano de incluirlos en el marco del acuerdo.

El termino "oposición moderada" es un eufemismo utilizado durante estos años de forma criminal por los mass media al servicio de los intereses de la OTAN o de sus dueños árabes ( caso de Al Jazeera o Al Arabiya). De hecho, esta definición no se utilizó durante la agresión a Libia en 2011 para referirse al mismo tipo de terroristas empleados en Libia por la OTAN como fuerza terrestre ; como demuestra el exhaustivo informe de inteligencia presentado por Rusia ante el Consejo de Seguridad de la ONU (3), se trata literalmente de las mismas personas y grupúsculos que serían desplazados posteriormente a Siria. En aquella campaña ni siquiera fue necesario convencer al crédulo ciudadano europeo de lo que estaban apoyando sus gobiernos, utilizando una campaña de propaganda y buena imagen de los "rebeldes masacrados por el dictador Gaddafi", azuzada al unísono por todo el espectro de medios europeos.

Sin embargo, en Siria, ante la evidencia de  una nueva jugada calcada a la del desgraciado país norteafricano, hubo pronto que inventar una inexistente división entre opositores moderados y extremistas para qué, de nuevo, un cándido pueblo europeo fácil de engañar apoye esta agresión hacia un país que presumía de su histórica convivencia religiosa a lo largo de los siglos y donde tras 5 años ha quedado claro que ideologías de implantación extranjera como el wahabismo saudí o el islamismo radical de los Hermanos Musulmanes no tienen ningún papel que jugar en el futuro político de Siria.

En Siria, hay que entender que los grupos rebeldes moderados son una fuerza irrelevante y casi inexistente en Siria como reconocen sus propios representantes (4) y que no controla ni un 5% de territorio y aún menor porcentaje de población.

Por tanto la guerra seguirá su curso en provincias como Idleb, Alepo, Hama, Deir Ezzor y Raqqa donde están fuertemente implantados el Frente al Nusra ,el EI y demás grupúsculos asociados.

El plan B estadounidense; ¿una puerta trasera?
En primer lugar , debemos esperar para comprobar hasta qué punto se respeta un acuerdo como éste a la vista de que la intensidad de los combates no ha decrecido por ahora ,especialmente en el fundamental área de Aleppo. Tal vez, contando con la aparente endeblez de este acuerdo, EE.UU trate de utilizarlo para alcanzar sus viejos objetivos por la "puerta de atrás".

Resulta llamativo que desde el primer momento Washington anuncie públicamente que prevé activar otras medidas si fracasa el proceso político en Siria. La retórica empleada por Kerry en Washington a la hora de presentar el acuerdo recordó más a una declaración de guerra que a una propuesta de paz, culpando al presidente sirio de ser el principal obstáculo para el arreglo dialogado y no los grupos terroristas apadrinados por el propio Kerry; todo ello mientras presentaba la propuesta consensuada con Rusia y con el visto bueno del propio Al Assad.

Tal vez Kerry sólo le daba a su público de halcones congresistas lo que querían oír, o, tal vez, Kerry estaba empezando a allanar el camino para sacarse de la chistera un nuevo proceso donde , como ha sucedido hasta ahora, el objetivo no sea la paz sino la derrota de la República Árabe Siria.

Contemplando la manera de proceder y el largo historial estadounidense, es necesario al menos plantearse si EE.UU no alberga otras intenciones menos amistosas; quizás la implementación de un plan b destinado a ponerse en práctica una vez este acuerdo no sirva como principio de solución al conflicto.

Por descontado, desde EE.UU sería sumamente sencillo denunciar que el ejército sirio o la aviación rusa han violado el acuerdo, haciendo uso de sus habituales montajes mediáticos.

Quizás por este motivo el propio John Kerry deslizaba ante la prensa que EEUU mantendría en la recamara un "plan B", que incluso contemplaría la partición de Siria ; no es sino el viejo objetivo geopolítico estadounidense para el rediseño de un Oriente Medio a su medida. Un plan que tanto la resistencia siria, como la intervención de Rusia e Irán parecían haber enterrado, pero al que los viejos estrategas de Washington no terminan de renunciar.

Por otra parte, y no ofreciendo más detalles, es posible que Kerry únicamente trate de respaldar la declarada intención turco-saudí de invasión de Siria y tratar así de ejercer más presión sobre Damasco y sus aliados, habida cuenta de su firme posicionamiento ante tan vacías amenazas.

Maniobras de los grupos yihadistas; nuevas coaliciones de viejos conocidos
Por ejemplo, días antes de entrar en vigor el acuerdo, hasta 15 grupos yihadistas, todos presentes en la disputada zona noreste de Alepo, han anunciado la formación de una nueva entidad conocida como Jesh Halab (Ejército de Aleppo).

Al Cheikh a.k.a Abu Jaber
Al frente de ella, el veterano comandante Hachem el-Cheikh, del grupo yihaddista Ahrar al-Sham, no incluido en el acuerdo de alto el fuego y que lucha por el mismo objetivo que el Frente Al Nusrah; la creación de un Estado Islámico en Siria bajo autoridad de emires locales, en contra del concepto de Califato mundial que maneja Isis. Es importante señalarlo puesto que no existe prácticamente ninguna otra diferencia ideológica entre estos grupúsculos, muchos de ellos repetidamente considerados como " rebeldes moderados" desde Occidente, y el Estado Islámico.

Además, según informaciones de la cadena Almayadeen, citando declaraciones de un comandante del grupo, Ahrar al Sham ya advirtió que no aceptaría la tregua en Siria si no se extiende al Frente al Nusra; lógico si consideramos que Ahrar al Sham forma junto al Frente Al Nusrah la espina dorsal del llamado Ejército de la Conquista (Jeish Al Fatah) que controla la mayor parte de la provincia de Idleb.

A Jesh Halab (Ejército de Alepo) también se han adherido grupos reputadamente yihadistas que los medios de comunicación europeos y estadounidenses siguen describiendo como "oposición" o "rebeldes". Cuando oímos hablar del cerco de Aleppo, de los bombardeos rusos o sirios a los rebeldes y demás eufemismos y juegos de palabras, no debemos olvidar que entre otros, en esta nueva coalición entorno a  Aleppo se hayan presentes grupos como Ansar al Sharia (Los Partidarios de la Sharia), Crimean Jamaat (La Asamblea de Crimea), Jesh al Muhajireen wal Ansar (JMWA, mayormente integrado por combatientes del Caúcaso) o Katibat al Tawhid wal Jihad (organización prácticamente uzbeka en su totalidad).(5)

Esta es, por tanto, otra de las trampas encubiertas de éste acuerdo.

Para la maquinaria propagandística occidental no sería difícil aducir que un ataque a uno de estos grupos constituiría una violación de lo pactado, cuando la realidad nos enseña que este tipo de coalición ad hoc ha sido la forma favorita de encubrir el apoyo occidental y árabe a los yihadistas sirios; la nueva coalición, que integra de facto a los aliados más cercanos de Al Nusra, es por tanto una intento de salvaguardar a dicha entidad y reforzar sus posiciones en su feudo de Idleb mediante el envío de suministros y combatientes desde el extranjero.

Es justamente esto lo que advertía recientemente el Presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma rusa, Alexei Pushkov en Twitter:

"El cese el fuego esconde peligros: el Frente al Nusra, que se ha convertido en el refugio de parte de la así llamada "oposición moderada" está buscando una tregua con el fin de reforzar sus posiciones". (6)

Arabia Saudí y Turquía deberán asimilar su derrota
Turcos y saudíes deben afrontar la realidad; adiós al viejo anhelo de crear  una zona colchón, una zona de exclusión aérea o de re-equipar a sus grupos terroristas allegados con armas más avanzadas.

Sin embargo, el Frente al Nusra ha sido objeto de una defensa por parte del grupo de Riad, que está apoyado por Arabia Saudí y Turquía. Ambos países intentaron que Al Nusra no fuera objeto de ataques como condición para aceptar el alto el fuego, un punto que, sin embargo, Damasco, Moscú y Washington parecen haber rechazado.

Y ello a pesar del apoyo mostrado a Turquía con la concesión del veto de EEUU y Francia al proyecto de resolución presentado por Rusia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exigía el fin inmediato de los ataques de artillería turcos contra el Ejército sirio y las milicias kurdas sirias, que en realidad han servido para tratar de minimizar el avance del ejercito sirio y aliados hacia la frontera turca, puesto que estos ataques trataban de cubrir la súbita retirada de las agrupaciones terroristas en la provincia de Aleppo; es decir, EE.UU y Francia sí ofrecieron indirectamente su ayuda a grupos como Al Nusrah.

Aun así, los aliados de Washington en Arabia Saudita y Ankara acusan al gobierno de Obama de haber favorecido el cambio de la correlación de fuerzas sobre el terreno a favor del ejército sirio y sus aliados, al no intervenir directamente.

Por ello, una gran parte de las esperanzas de Ankara o Ryad se deposita en un futuro cambio en la Casa Blanca que implique un giro de la política estadounidense en Siria, tal vez apostando por la confrontación y el envío de tropas, en pos del objetivo que ahora parece disiparse; el derrocamiento de Bashar al Assad y el sometimiento de Siria.

Respaldando su retórica, según la cual Arabia Saudí está dispuesta a invadir Siria, y pese a la nada habitual advertencia pública en contra realizada por sus propios generales (7) el canciller saudí prometió recientemente continuar la guerra hasta derrotar al presidente Al Assad en la revista Der Spiegel (8) y afirma que se ha realizado la entrega de misiles antiaéreos a los grupos terroristas allegados, en contra de la opinion de Washington.

Por su parte la Turquía de Erdogan, por mucho que su fanatismo ideológico-religioso pueda cegarlo, no emprendería una aventura militar terrestre a gran escala en Siria sin una adecuada protección aérea que garantizara un mínimo éxito, habida cuenta de que enfrente la maquinaria bélica rusa esta completamente operativa. Solo un país podría prestar dicho servicio; EE.UU.

¿Hasta qué punto está dispuesta EE.UU a profundizar una escalada militar contra Rusia apoyando una hipotética invasión turca de Siria? Esa es una pregunta sin repuesta pero, tras observar el desarrollo de los acontecimientos tras el famoso episodio del derribo del Su-24, parece que la posición de la OTAN con respecto a Turquía y a Erdogan la expresó con claridad el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo: “si quieres ser atendido, pide algo posible". (9)

NOTAS:
(1)http://www.voltairenet.org/article189730
(2) http://www.voltairenet.org/article190402.html
(3)http://www.voltairenet.org/article190357.html

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